Quieren nieve? Pues se van a “jartá” de nieve…. Este podría muy bien ser la descripción de la edición XXII del RMCH.
Como no puedo resistir la tentación, este año volvimos. Merced a la ayuda de Múnich y GVC GAESCO, así como la del Automóvil Club de Andorra tramitando en tiempo record mi licencia, pudimos formar un equipo con el que afrontar ese rally, que es un poco, como si dijéramos , el referente mundial de los rallys de clásicos . En la aventura me acompañó Luis Góngora como copiloto y participamos encuadrados en el equipo de JustClassics junto a Gabriel Stancu, Mirela Bucovicean y Phil Swain.
Llevábamos el número 278, lo que quiere decir que íbamos a promedio de intermedia.
CAE LA NIEVE
Salimos de Barcelona el 1 de febrero de 2019 a las 19,20 horas. Al poder salir también de Montecarlo y Milán, entre otros lugares, la salida de Barcelona era un poco descafeinada, con tan solo veinte vehículos. Eso si , entre ellos el único equipo oficial este año , el Seat Vehículos Históricos que alineaba a Salvador Cañellas con Eloi Alsina en el 124-1800 Gr.2 que tanta gloria dio a la marca , un 1430-1600 para Josep Viaplana – Carles Giménez y un 127 para Javier Hernández acompañado de la gentil Anna Vives. También salían de Barcelona dos equipos argentinos formados ambos por padre e hijo, los Luckasewicz y los Berisso, con un muy bien preparado equipo de Garatge Internacional.
Hacia un frio pelón que no auguraba nada bueno .Y así empezamos. Nada más enfocar las rondas de Barcelona, la placa de rally vuela y desaparece. Como no era cuestión de soltar 500 “pavos” más, ni penalizar de inicio, vuelta a entrar en las rondas, intermitentes encendidos y a paso de tortuga, buscarla. Afortunadamente la encontramos y la pudimos coger del suelo, hecha un asco y doblada, pero entera.
La excursión hasta el primer control de paso, Bourg Madame, no tuvo más historia. Una vez allí, los aficionados locales habían preparado pizza y café en el local del ayuntamiento y allí nos juntamos todos los salidos de
Barcelona. En eso estábamos cuando voy al coche a buscar mis cosas y advierto que empieza a nevar, por lo que, cuando regreso, le digo a Luis que se olvide de la pizza y reemprendamos ruta. Creo que fue una buena decisión. Se puso a nevar a todo trapo hasta el punto de que no se veía nada, por lo que conducíamos con las luces de posición y los cuneteros. La nieve ya era de la que se quedaba en la carretera y al pasar Sallagouse alcanzaba un espesor considerable. Llevábamos los neumáticos de invierno con los que habíamos salido y que se bastaron para llevarnos sanos hasta Quillan.
En Limoux, segundo control de paso, la nieve era agua, pero agua abundante, así que no nos entretuvimos muchos con las delicias locales que nos ofrecieron. A la salida de la población nos paramos en una gasolinera y encontramos a Francesc Segu que tenía problemas para arrancar su vehículo, así que aprovechamos para darle y un empujón y así entrar un poco en calor. Era la una de la madrugada.
Empezamos entonces el largo enlace hacia Le Poujoul sur Orb bajo una lluvia torrencial que dificultaba mucho la visibilidad, tanto que, a la entrada de Bram, no vi la divisoria entre las dos calzadas y pegamos un salto que pensé que acababa con nuestro rally. Pero, milagrosamente, pareció que no había sucedido nada.
Al control horario llegamos con dos horas y media de adelanto, lo que nos permitió dormir un poco en el coche a pesar del frio que hacía. Seguía lloviendo a mares por lo que tampoco invitaba a un apacible paseo. Salimos a nuestra hora del control y pasado Bedarieux el coche empezó a fallar, lo que yo atribuyo al susto de Bram pero que me dice Luis que no tiene nada que ver. Entre él y el equipo de Garatge Internacional, que seguía a los argentinos hicieron un apaño que nos permitió continuar, renqueando, hasta el siguiente control horario en Courthezon, donde el pobre Abarth dijo que basta. Como teníamos también dos horas, Luis, Albert y Josep Mª Vidal procedieron, en un tiempo asombroso y bajo una lluvia torrencial, a cambiar el encendido tradicional del Abarth por un encendido electrónico, con tiempo incluso para probarlo, que es en lo único en que pude contribuir. Penalizamos únicamente 2 minutos en la salida del control y, desde allí y hasta Valence fuimos en el mismo minuto que Michel Decremer (uno que se las da de grande) que, cada vez que coincidíamos nos miraba como quien observa un insecto desagradable.
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El control de Vaison la Romaine tampoco tuvo más historia que un apetitoso café y, ya cerca de Buiss les Baronies, vislumbramos muy tenuemente el sol, lo que infundio confianza al equipo. En Buisson nos juntábamos todos los itinerarios y nos ponían el famoso trippy. Por ello se formaba un lio considerable de asistencias, coches de rally, espectadores, amigos etc. etc. Con lo cual, y con ánimo de recuperar el retraso, no pudimos ni poner los neumáticos de clavos, aparte de que, en aquel momento, no parecía necesario.
El tramo empezaba catorce km más adelante. Era largo, 47 km, con nada más y nada menos que siete “cols “entremedio. Cuando salimos todavía lucia el sol pero, a los 4km justos, empezó a nevar y, de qué manera! Iniciamos así el Col de Perty y, en el ascenso fuimos muy bien, en media, marcando incluso tres ceros, a pesar de la nieve. Pero superado la col, en la zona umbría, la nieve que caía, dificultaba la visibilidad y dificultaba sobremanera la marcha, aparte de que íbamos sin clavos. Nos adelantó un solo participante , el Alpine 1800 de Coppola por lo que entendimos que íbamos tarde . Al llegar a Laborel la nieve cesó y nos pusimos a recuperar, lo que conseguimos en la Col de Saint Jean. A partir de ahí fuimos en media pero ya llevábamos un saco de puntos. Y en la zona de subida a St. Andre Rosans nos encontramos al 127 de Seat parado en medio de la carretera y tuvimos que hacer un poco de ejercicio e intentar superarlo, para, en la siguiente curva, encontrarnos un Porsche que se había ido barranco abajo. Finalizamos el tramo con 14050 pts. situados el 206 de la clasificación. Otros palmaron más.
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De la ZR1 a la ZR2 no había mucha distancia y la única dificultad estaba en atravesar la Motte Chalancon por sus estrechas callejas. El tramo puedo decir que fue bastante bien a pesar de estar nevado y llevar únicamente los neumáticos de contacto. Cogimos la media en la parte seca y, en la nieve y el hielo que vino después, intentamos no perder demasiado. Resultado 200 puntejos pero descender al 216 de la general porque otros lo habían hecho mejor.
De Saint Nazaire le Desert a Crest fue un paseo que hicimos en compañía de los argentinos del Autobianchi y de unos italianos con un Lancia Fulvia. En Crest hacia un frio que pelaba y, para colmo, la organización nos hacia esperar dos horas en parque cerrado antes de mandarnos a Valence. Resulta que los “gilletes jaunes “habían hecho una manifestación en el centro de Valence y había que recomponer toda la ruta. Afortunadamente habían pactado con una brasserie que estaría abierta y allí pasamos el rato con los Sres. Segu, Cubero, Antonio Sainz , Cuni Suarez , los Macho Temino ect.
Este año, debido a la expresada manifestación, los festejos de Valence se concentraron en el Stadium Georges Pompidou, donde llegamos exactamente a la media hora de ser lanzados desde Crest bajo una lluvia helada. El problema de la zona elegida era que, una vez dejabas el coche donde te indicaban, tenías un largo trecho para salir, con lo que, con la lluvia y el sueño, no era agradable. Pasamos por la carpa “accueil “donde nos dieron los regalos y tickets para la cena y, al hotel, a cenar con el equipo y dormir. En aquellos momentos íbamos el 204 de la general ya con las penalizaciones computadas.
CUMBRES BORRASCOSAS
El día siguiente amaneció gris pero, afortunadamente sin lluvia. Nos levantamos a hora de los señores (ventajas de la media inter), desayunamos todo el equipo y nos fuimos al parque cerrado a repasar el vehículo. No necesitó nada y se puso en marcha al primer requerimiento, así que quedamos con la asistencia metros antes de la Zr3 que era La Croze – Antraigues sur Volane y que, en mis años mozos se conocía como Le Moulinon – Antraigues.
Tras cambiar ruedas antes del tramo y poner clavos pues nos habían advertido de nieve y hielo, tomamos la salida. En la subida íbamos bastante bien pero ya a menos de un km apareció el hielo que, arriba el primer col, era ya nieve. La especial era larga de casi 60km pero, aun con nieve, íbamos bastante bien, tres ceros, hasta que en el descenso del primer Col nos apareció de repente una Berlingo. Le tocamos cortésmente la bocina para advertirle que le adelantamos y nos cerró el paso expresamente. Nos pusimos detrás y le volvimos a tocar la bocina y, el sujeto frenó y se puso a paso de tortuga conscientemente. La luz roja empezó a aparecer en el aparato de medida y empezamos a acumular retraso hasta que se nos pegó el que había salido detrás, un Lancia Fulvia. En aquellos momentos la Berlingo se abrió para coger una curva en la entrada de una finca y le hicimos un interior solemne que aprovecho el Lancia para adelantarnos también a nosotros. A partir de ahí, iniciamos una recuperación a fondo sobre la nieve y el hielo. Primero cogimos al Lancia que nos dejó pasar muy caballerosamente, luego al Subaru japonés y, ya cuando la nieve despareció, descenso directo hasta Antraigues, a toda velocidad para recuperar nuestro tiempo, lo que conseguimos seis km antes del fin de tramo. Nos cayeron sin embargo 4700 puntos de penalización, lo que nos situó en el 194 de la general. No me compro una Berlingo en mi vida!
En Antraigues el stop obligatorio estaba en La Remise , famosa por las tartas de manzana de Mdeme. Joanny y que Luis tuvo ocasión de degustar. Allí nos informaron que el tramo Burzet estaba anulado y que deberíamos dirigirnos a Saint Agreve por Le Cheylard. En aquel momento empezó a nevar. Los dos equipos argentinos y uno francés no sabían por donde ir por lo que nos tocó a nosotros abrir ruta. La subida a la Col de Melinzhac fue dantesca pues, aparte de nevar, hacia ventisca y no se veía nada. Ademas la carretera estaba llena de coches parados que se habían atascado. Y si dura fue la subida, más lo fue el descenso que estaba tan lleno de nieve que la protección del carter hacía de quitanieves. . Llegamos a Le Cheylard y subida a Saint Agreve, donde, a pesar de la nieve que seguía con ganas, llegamos con adelanto al control horario. Nieve por doquier y coches parados por todas partes hasta el extremo de taponar un carril de la carretera. Con el Abarth los fuimos superando y aparcamos cerca del CH, y, como teníamos casi dos horas, nos refugiamos en un bar a esperar nuestra hora. Fue la primera vez que tuve que utilizar las botas y guantes que guardo en el coche y que me dicen siempre que es un peso inútil.
Cuando nos toco salir, el controlador nos dijo que todos los tramos siguientes habían sido cancelados y que debíamos dirigirnos directamente al control de Thournon sur Rhone. El descenso también fue harto difícil pues seguía nevando y la carretera hasta Le Cheylard estaba completamente nevada. Tampoco sé el porqué pero lo cierto es que fuimos bastante rápidos, acompañados por un Lancia y un Volvo, para, llegando al CH, tenernos que esperar otras dos horas, que las pasamos refugiados en un bar cercano, pues el frio era considerable . De Tournon a Valence un corto paseo sin mas tramite y luego la rutina habitual; dejar el coche, pasar por la carpa a ver las penalizaciones y esperar que la asistencia nos recogiera para ir al hotel a cenar.
El lunes amaneció con sol. Frio pero un sol radiante, lo que dio ánimos al equipo. Salíamos una hora antes y, visto lo visto el día anterior, ni se nos ocurrió sacar los clavos.
De Valence al primer tramo, el famoso Echarasson, encontramos la nieve a los 29km de salida y efectuamos el enlace a toda castaña siguiendo al Alpine de unas italianas (Albertina y Annunziatta para los curiosos) por unos parajes absolutamente nevados y casi de postal. Estando en la cola del Echarasson nos comunican que el tercer tramo del día estaba anulado por la Gendarmerie por riesgo de avalanchas. Que se le va a hacer! Un tramo menos para recuperar!
Tomamos la salida a todo gas y, al cabo de dos km, ya teníamos la luz azul del Blunik. Todo nevado, pero que muy nevado, con paellas a la que los espectadores tiraban más nieve para mayor divertimento. Vimos muchos otros participantes empotrados en los muros, especialmente un Datsun 240 que ocupaba parte de la calzada. Pero la verdad es que fuimos bien, tranquilos, sin ningún susto y a buena march. Pasamos el famoso “subito a sinistra “y enfilamos el Col de Carry a buena velocidad sin hacer derrapajes ni nada que se le parezca. Total 760 puntos y descender hasta el 100 de la clasificación por primera vez en la historia.
Acabado el tramo en la Cime du Mas, venia un larguísimo enlace hasta el siguiente, el de Col de Arzellier-Sant Michel les Portes. Este enlace estaba absolutamente nevado hasta Claix, a la entrada de Grenoble , y debías adelantar a todos los ciudadanos que no sabían, o temían ir sobre nieve , perdiendo mucho tiempo en ello. Advertí ya, que seguramente palmaríamos en el CH, pero no era cuestión de jugarse el pellejo en un enlace, así que seguimos prudentemente respetando religiosamente las normas.
El tramo era largo, de casi 40 km y tenia de todo: nieve, hielo, agua, cruces ratoneros, carretera muy estrecha, etc. Salimos delante de los Richter, revelación del rally, que iban séptimos con un Wartburg, un engendro de dos tiempos de la Alemania de Hoennecker pero que, en sus manos, parecía volar. Fuimos bastante bien hasta Saint Andeol donde una Berlingo (otra) nos bloqueó la calle, Cuando salimos del bloqueo, a recuperar en la subida del Col de Deux. Tuvimos que apretar mucho y cuando llegábamos a la cima Luis me dice “a fondo que es recto tras el rasante “.
Pues no, no era recto. La carretera se iba a la izquierda. Aterrizamos en medio de una especie de parking, forzamos un deslizamiento y a seguir. En el descenso intentamos recuperar otra vez pero, en una curva amplia a derechas en el fondo del valle nos marcamos un trompo épico, afortunadamente sin mayores consecuencias. Continuamos más calmados y cosechamos 1190 .puntos que nos situo en el 166 de la general. Como en el camino habíamos visto a un Alfa, un Volvo y otros coches empotrados en la nieve, todavía pensamos que tuvimos suerte.
Acabado el tramo todavía quedaban 9 km para el CH y nosotros ya íbamos pasados de cuatro minutos. Apretamos y conseguimos entrar con 10 minutos de retraso únicamente. Y eso que el CH estaba en un lugar de difícil acceso. Pero lo mismo debió suceder a muchos equipos franceses y monegascos porque la organización anuló las penalizaciones. Ahí dejo esta frase para quien quiera interpretarla.
Después de una mandarina y un café en el CH, vuelta al coche y a seguir por un endiablado enlace, hasta el último del día, Vassieux en Vercors – Buvent. La organización, forzada por la Gendarmerie, había anulado el tramo de Col de Menee que, la verdad, nos hubiera venido bastante bien para recuperar. El enlace era largo, muy largo. Empezaba por otra carreterita de montaña totalmente nevada, en la que fuimos despacio hasta encontrar una quitanieves que había despejado el camino. Luego vino el trozo de Die, seco, y la subida con nieve y hielo al Col de Rousset, que es algo así como Collsuspina pero a lo bestia. Una vez llegas arriba, hay un túnel que, cuando nosotros lo atravesamos, nos deleitó con otro paisaje totalmente nevado, con muros de ese elemento al lado de la carretera. Nos paramos en Vassieux para hablar con la asistencia, tomar otra mandarina y más café, y prepararnos para el último del dia.
Empezamos bien, por una carretera totalmente nevada. Subiendo al Col la sonda empezó a hacer el burro y fuimos un rato a ciegas hasta que Luis la pudo recalcular, lo que sucedió en el km 11, desvío a Buvent. A partir de ahí, creo que perfectos, en tiempo y media y, además, cómodos en la conducción, a pesar de encontrar muchos “cadáveres “en el camino. Total 470 puntos pero que, sorpresivamente nos colocó en el 178 de la general, señal de que la concurrencia había afinado mucho. Llegamos sobrados al CH de Saint Jean en Royans y, de allí a Valence, fue un puro trámite. Allí nos recogió la asistencia y, al hotel, a cenar algo que no fueran mandarinas, y dormir.
El siguiente día empezamos más temprano pues salíamos a las 9 20. Desayunando, preparamos la estrategia y, como nos habían dicho que el primer tramo únicamente tenía hielo en los cuatro primeros km. decidimos quitar clavos y poner contactos. Así que tomamos la salida y nos paramos para el repostaje y cambio de ruedas Fue un error mío que, lamentablemente purgamos.
La subida hasta Saint Nazaire le Desert fue a buen ritmo, en compañía de un Inocentti 1300 conducido por una monegasca. Hacia sol y tomamos la salida bastante eufóricos. La subida fue bien a pesar del hielo pues la carretera era algo ancha (vamos, que no era un sendero como las otras) y permitía seguir bien la trazada. Encontramos un Beta Montecarlo panza arriba y otro Volvo averiado pero nosotros fuimos bien hasta pasado Volvent. Después de Volvent empezaba un Col muy estrecho y empinado en que el hielo se adueñaba de la carretera. En subida logramos capearlo pero, el descenso era por la parte umbria y el hielo cubria toda la calzada. En la primera paella del descenso nos subimos a un talud asi que, aflojamos y pasamos toda la parte de hielo como de puntillas. Lo malo es que era muy larga, más de 6km por lo que nos cayó un saco de puntos 3820 que, sin embargo, nos colocó sorpresivamente en el 152 de la general.
Volvimos a cruzar Le Motte-Chalancon y llegamos al tramo de Verclause con un sol radiante, neumáticos de contacto y un cierto temor por si las informaciones también eran engañosas.
Y lo fueron porque el Col de Saint Jean estaba helado en su parte umbría que, afortunadamente, era la de subida esta vez. Subimos con cuidado pero a buen ritmo y, una vez alcanzamos la cima, gas a fondo hasta el final, saltando en los cambios de rasante como si estuviéramos en el 1000 Lagos, con lo que recuperamos bastante aunque no todo. Hicimos tres ceros y cayeron 760 puntos pero pudimos conservar la posición.
Al llegar a final de tramo estaba la asistencia, con la que convinimos quedar en la plaza de Entreveaux para cambiar ruedas, no fuéramos a tener otra sorpresa. De Laborel a esta población un larguísimo enlace, más de 150 km, por Digne, Saint Andre les Alps ect. ect. Que realizamos acompañados por el Mustang de la brillante vencedora de la Carrera Panamericana, Angelica Fuentes.
El tramo de Entreveaux tenía la salida y la entrada por la plaza del pueblo. Llegamos allí y ni rastro de la asistencia. Decidimos salir con las ruedas de contacto sopesando que sería mejor solución que ir mezclados con los más lentos. Esta fue buena idea. El tramo tenia hielo en las curvas umbrías y en el descenso pero la subida a la Col de Felines estaba limpia y nos permitía recuperar. Al empezar el Col, Luis me canta una paella como limpia cuando habia un grueso considerable de hielo, y, a punto estuvimos de marcarnos otro “fuera pistas “. Pero el tramo fue bien, con una bajada delicada en la que los frenos hicieron “fading” y ello nos hizo penalizar algo. No obstante estimo que el resultado 490 puntos fue más que decente. Conservamos el 152 de la clasificación.
Acabado el tramo, encontramos a la asistencia que justificaron su ausencia por haberse parado a comer .Pero nos guardaron un babybel para cada uno. Si es que no se puede tener todo!
Quedamos en la salida de la autopista para poner otra vez los clavos para la noche y, hecho esto, CH de La Turbie y llegada a Monaco para disfrutar ya de habernos clasificado, es decir, tener derecho a salir en la clasificación. Si decidíamos no salir, 60000 puntejos y nada más.
Como la idea ni se nos pasó por la cabeza y ya empezábamos a ser veteranos, nos fuimos al hotel en la navette a hacer el check in , tomar una ducha y ponernos de bonito para la llegada tras Turini. Después de la reconfortante ducha, vuelta en la navette a la carpa para degustar una cena de mortadela, pates variados, dulces ect. ect que , este año , era low cost , pues faltaba el “plateau de fromage” en el que yo confiaba para pasar la noche . Eso sí, apio, zanahorias, rábanos y otras cosas repugnantes, las que quisieras.
LA NOCHE DE LA IGUANA
Salimos a las 10.28 para la última etapa, la complementaria, que es la que incluye el Turini y que se disputa a cara de perro, con el agravante que sales cada 30 segundos en lugar de a minuto. Como la ley de Murphy se cumple inexorablemente, al empezar la subida de Castillon al tramo, la sonda volvió a hacer el burro. Nos paramos hasta tres veces para intentar solucionar el problema, siendo adelantados por numerosos participantes de la media baja. Tomamos la salida de la Col de Braus a ciegas por lo que fuimos sin poder cuidar la media. La subida al Col creo que fue bien pero, en el descenso, que estaba fuertemente helado, alcanzamos hasta seis vehículos que eran difíciles de adelantar y nos retrasaron mucho. Berisso nos adelantó pues salió detrás, pero en un puente donde habían cinco! coches estrellados , perdimos mucho tiempo . Intentamos recuperar en la subida pero, entonces, debías atravesar Peira Cava a 30km hora y totalmente nevado con lo que aumentabas el retraso. A mayor abundamiento, la numerosísima asistencia japonesa se quedó, en varios puntos, atrapada en la nieve ocupando la calzada con lo que, vuelta a retrasarnos. Coronamos el Turini, totalmente nevado, a rueda de Kenjiro Shinouzuka, una leyenda viva del Paris Dakar que, al iniciar el descenso y muy cortésmente, nos dejó pasar. Hicimos el descenso a todo lo que daba el coche pero no fue suficiente para enjugar el retraso acumulado, así que nos cayó el temido plafonne de 20.000 puntos y descender al 163 de la general.
Un poco cariacontecidos por el previsible resultado, nos dirigimos a Lantosque a buscar a la asistencia para ver si podíamos arreglar la dichosa sonda. Encontramos a la asistencia durmiendo plácidamente, escondida tras el equipo de Richter, los del Wartburg. Desmontamos la rueda y Luis se puso a cambiar la sonda mientras llegaban los del Wartburg que, al vernos tan trabajadores (a Luis, no a mi), se acercaron a observar, mientras a ellos únicamente les repostaban. Entretanto, pude observar el interior de su vehículo y, era de estricta serie. Por tener, hasta una mantita por si se quedaban tirados….
Cuando la sonda estuvo reparada, salimos esperanzados hasta el último tramo, el de Luceram para ver si conseguíamos mejorar algo, a sabiendas de que también era un tramo difícil donde los caballos mandan. Salimos ya mezclados con los de media baja así que presumimos tráfico en la ruta. Al poco de salir, km 4, alcanzamos a un Triumph italiano al que adelantamos. Se debieron picar y se pusieron a nuestra rueda con toda la luminaria encendida hasta que, en una recta, me aparté educadamente y los deje pasar. Entonces se pusieron delante a paso de tortuga con lo que nos estropeaban la media. Intente adelantarles y me cortaron el paso, por lo que me pegué a ellos como una lapa, con la inmensa fortuna que, en una paella, se marcaron un “recto “y pudimos adelantarles sin dificultad. No se contentaron y, al cabo de un rato, km 15 ya los volvía a tener detrás a todo trapo, dando por supuesto que ellos, ni media ni nada de nada. Los dejé pasar y se volvieron a poner a paso de tortuga pero, entonces, alcanzamos la cumbre donde había un cruce difícil en el que vacilaron, los adelantamos, y ya no los volvimos a ver. El descenso del Col fue siguiendo al muy rápido Steyr Puch de 695 cc. Con tanta juerga nos cayeron 3390 pts pero, aun así, recuperamos dos puestos, hasta el 161.
Tras llegar a Luceram, un rápido enlace de 60km y llegar al pódium de Monaco con la emoción que ello comporta. Habíamos recuperado dos puestos, el coche entero y sin problemas, la tripulación feliz y el resultado mejor que otras ediciones.
Resulto vencedor Michel Badosa en un R8 Gordini muy bien preparado. Es un veterano del Montecarlo y, como siempre ha ido a media inter, lo conozco bastante Ni que decir tiene que las numerosas asistentes francesas a la gala de reparto de premios, babearon por ese muy merecido triunfo. De los españoles los mejores Nogareda-Giralt en el Porsche 911 2.2, seguidos de Salvador Cañellas y Eloi Alsina en el Seat 1800 Gr. B y de Antonio Sainz – Cuni Suarez en otro Porsche 912 R. Mención especial de este que os escribe para Francesc y Joaquín Segu que debutaban este año y quedaron los 111.
Suelo acabar este reportaje sobre algunas consideraciones generales sobre el rally. Si me permitís, como este año ha sido excepcional, me extenderé sobre los neumáticos y la nieve. Creo sinceramente que valoramos en exceso los neumáticos de clavos. Los clavos dan únicamente motricidad en condiciones difíciles pero no dan direccionalidad, es decir que no confíes en ellos para el hielo súbito que puedas encontrar. En asfalto, te alargan la frenada y provocan deslizamientos, fácilmente controlables, en curvas con cambio de inercias. Los neumáticos de contacto actuales son muy buenos, mucho, y en nieve tupida van igual que los clavos y puedes ir muy rápido. Su problema vuelve a ser también el hielo donde, ahí, son ligeramente inferiores a los clavos. Por el contrario, en asfalto, van igual de bien que los convencionales. Las decisiones que debes tomar son, por ello, muy complicadas ya que dependen de la longitud del tramo y de muchos factores. Me equivoque en el tramo de Saint Nazaire le Desert del ultimo día, por la cantidad de hielo en la bajada umbría, pero acertamos en el de Entreveaux ya que el descenso con clavos nos hubiera fastidiado. La última noche, entera con clavos, fue más una cuestión de seguridad y tranquilidad que otra cosa, por las placas que pudiéramos encontrar. Se demostró acertada en el Turini y errónea en Luceram pero, así son los rallyes. Somos un modesto equipo y tampoco disponemos de neumáticos para cada tramo. Lo que si es cierto es que , no ya en esta edición , sino en todas las que hemos participado , los mejores tramos realizados son los de nieve , con notable diferencia , destacando el Col de Gaudissart – Col de Carry de este año con 760 y el Burzet – Sant Martial de 2015 con 490. Y, os lo digo en serio, vamos muy rápidos en ellos. Como veis, nos hubieran venido de perlas los cuatro tramos anulados, todos sobre nieve.
Para terminar una noticia interesante. En el reparto de premios, la Dirección del Automóvil Club de Mónaco anuncio que, a partir de la próxima edición, prohibirá los aparatos de medida que no sean propios de la edad del vehículo. No sé cómo lo harán pero será un tema interesante de seguir.
Antonio Arderiu Freixa