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23e Rallye Monte-Carlo Histórico

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A mi me gustaría que me enterrasen  en el Col de Braus, a ser posible, en el cruce a Peira Cava, para poder aparecerme, cual espíritu del mal,  a las generaciones venideras y recordarles lo que les espera por esta carreterita.

Este fue el plato fuerte del Montecarlo Histórico 2020 a falta de nieve. Fiel a la cita y gracias a la ayuda de KYZ con sus fantásticos productos para deportistas , de GVC Gaesco como cada año y del Automóvil Club de Andorra que tramitó mi licencia , volvimos a participar en esta mítica prueba  Luis Gongora , este su seguro servidor y el Autobianchi Abarth A 112, irreverentemente apodado “ el pelotilla “  por alguna mente retorcida

Participábamos englobados en el equipo Madrid Historicos,  que fue el verdadero triunfador de la prueba, junto con Rafael  Fernandez-Cosin, Antonio Sainz, José Carlos Zorrilla, Álvaro Ochagavias, Javier Burillo y Edo Falgas. Salvo, Edo, los demás salieron de Montecarlo por una cuestión de intendencia, ejemplo que quizás siga en el futuro.

Salimos de Barcelona el día 31 de enero a las 19.12 horas. Este año la salida se hacía desde el Hotel Hilton Diagonal Mar que  me pareció más adecuada y cómoda que la tradicional del Puerto Olímpico. Era una salida que, aunque contó con mucho público y mucho ambiente, fue un poco pobre en participantes pues únicamente 14 de los 350 inscritos eligieron este punto. Eso sí, entre los  que salíamos el equipo Seat Coches Históricos al completo con el 1430 grupo 2 pilotado por Enrique Trillo y Carles Giménez, el 127 cedido a Iván Vicario y Jesús Bonilla y el 1400 B (si , si 1400B !!) Perfectamente preparado y reconstruido, en manos de Mia Bardolet y Eloi Alsina, que, como iban a media baja por la edad del coche , salían detrás nuestro.

Partimos  de Barcelona con neumáticos convencionales, es decir, de verano. Ni los tocamos en todo el rally. Hubo quien  salió con clavos, con tacos, con sisterones, etc. ect. La verdad es que incluso  con slicks hubiéramos hecho toda la prueba, tal fue la climatología que tuvimos, mejor dicho, padecimos. Ni rastro de nieve. Era un rally para los especialistas  españoles. Y a fuer que lo aprovechó copando el pódium final con un segundo absoluto para Rafael Fernandez – Cosin  y un tercero para Jose Carlos Zorrilla que, además, debutaba.

El primer control de paso, en Bourg Madame, fue superado sin dificultad alguna. Alli tomamos la decisión,  Luis y yo, de no entretenernos  e intentar arañar tiempo para poder descansar en el control horario de Le Puojol sur Orb. La cosa funcionó. Pasamos el control de Mirepoix los primeros,  y llegamos a Le Poujol con tiempo suficiente para poder dormir dos horas en el coche de la asistencia, que física y anímicamente nos fue muy bien. Seguimos con la misma estrategia y en Courthezon, control donde se nos juntaban los de Montecarlo, también pudimos dormir dos horas más. Mientras dormitábamos, Albert y Jordi luchaban con los faros del Abarth que nos habían dejado a oscuras  y solo funcionaban con las ráfagas,  por lo que tenía el dedo índice  algo dolorido Afortunadamente se solventó poniendo  un interruptor en el tablier con lo cual, si nos quedábamos a oscuras, era culpa mía por hacerme un lio….

Llegamos relativamente despejados y en tiempo a Buis les Baronnies que era el sitio donde se juntaban todos los itinerarios y donde nos ponían el dichoso trippy para vigilarnos…… Así como los alrededores del pueblo eran un auténtico caos de asistencias, la organización, a la vista de la que se organizó el año anterior, estableció una disciplina cuasi militar  para poner el trippy y pasar el control.

Tras Buis les Baronies enfilamos la primera cronometrada, Mountauban sur Ouveze – Saint Andre Rosans. Empezamos bastante bien, todo y que estábamos un poco adormecidos  después de la larga noche. Subimos y bajamos bien el col de Perty y el de Saint Pierre Vensce  pero, entonces, cometimos el único error creo  yo de todo el rally,  cual fue dudar en un cruce y perder 19 segundos con ese titubeo. Ello nos supuso un lastre (calculo  unos 1000 pts.)  Que, sinceramente creo, nos impidió una buena clasificación final pues no hubo nieve para recuperar. Continuamos a todo lo que pudimos y volvimos a ver la luz azul pero el saco de puntos ya lo teníamos .Total 1590 puntos y quedar el 203 de la general.

Después de Saint Andre Rosans, siguiendo al 1430 de Seat y toda su parafernalia (cada coche lleva un Ateca cargado de nuematicos que lo sigue), llegamos al segundo tramo del día La Motte Chalancon – Saint Nazaire le Desert, tramo que superamos honorablemente sin ninguna incidencia que comentar. De hecho era el mismo del año anterior solo que, entonces, estaba totalmente cubierto de hielo. Este año, seco como la mojama, pudimos negociarlo con facilidad  a pesar de un moderno BMW M3 que salió de un cruce y se nos pegó como una lapa. El resultado final 230 puntos, nos hizo descender al 230 lugar y, lo que más rabia me dio, es que la mayoría de las penalizaciones lo fueron por adelanto!!

Salimos del tramo y, como no íbamos sobrados de tiempo, enfilamos el largo enlace hasta Crest, seguidos por el “quillo” del BMW al que, en las curvas de Pradelle, dejamos atrás y que creo que está buscando comprador para su coche. Es otro de los atractivos del “Monte“: en ocasiones es más divertido el enlace que el tramo

Llegamos a Crest donde, después de correr como locos, la organización nos obsequió con una hora más de tiempo pero, eso sí, con el coche en parque cerrado. Crest era repetición de Buis les Baronnies, con asistencias y coches por todas partes y la plaza del estacionamiento a rebosar de coches de rally y de lugareños que salían a pasear. Una brasserie cercana mitigó la hora de espera  que nos habían regalado,  y que gastamos alli con todo el equipo.

De Crest a Valence fue un paseo. Llegamos, aparcamos donde el acomodador nos indicó , y a la carpa a recoger tickets , saber el hotel de Montecarlo que nos habían asignado , los regalos y , si querías , pasar por el magnífico bufet,   que nosotros declinamos pues , después de 37 horas , no estábamos para ostras. Viaje al hotel, cena con todo el equipo y a dormir. Eso sí, tuvimos que dar cuenta de dos botellas de vino: una que nos habían regalado y otra que pedimos para que el dueño del restaurante  no se enfadase. La verdad es que, cuando a las 10 le pedimos cena, pensábamos oír el consabido “desolee” pero se portó de maravilla y no era cuestión de desairarlo.

Al día siguiente, diana a las 8.30 como los señores, mientras parte de la clase alta ya estaba por esos mundos de Dios dándole al gas y al blunik. Salimos a las 11.30 y el coche no necesito absolutamente nada y se puso en marcha a la primera. El enlace hasta Le Moulinon fue cuidadoso vigilando los radares de la Gendarmerie  y llegamos al tramo donde tuvimos que esperar un buen rato.

El tramo, La Croce – Antrigues  sur Volanne, era el más largo del rally y estaba lleno de cruces ratoneros y perdedores. No obstante ello, nada que ver con la edición anterior donde había nieve hasta las cejas. Conseguimos ir mucho rato , casi todo , con la luz azul, alcanzamos a un 356 húngaro que tenía un escape que parecía un trombón y que andaban un poco despistados , y el resultado final fueron 1170 puntos que , para un tramo de 57 km , no está mal. En el stop obligatorio, situado delante de La Remise, nos permitimos un ligero descanso para degustar las delicatesen de Mdme Jouanny, que cada año invita a los participantes. Nos habíamos colocado en el 195 lugar.

Venia entonces el tramo de Burzet – Sant Martial – Lachamp Raphael, tramo diseñado inicialmente para ir sobre nieve  y  que, entonces, se hubiera convertido en uno de los duros de esta edición. Pero no hubo suerte. Insisto , seco como la mojama .Con lo cual , el tramo , superada la subida inicial que nos llevaba al” plateau” de Lachamp , se convirtió en algo tremendamente aburrido y soporifero hasta el punto que , con la media que no podías sobrepasar , el solete  que hacía  y la ausencia de curvas complicadas, nos entró una enorme somnolencia que hizo que, en el stop final, necesitáramos café con urgencia .El resultado fue bueno, con gran cantidad de ceros , sobre todo en la parte difícil,  370 puntos, lo que nos llevó a colocarnos el 104 de la clasificación .

Un rápido descenso hasta Le Cheylard seguido de una subida no menos rápida hasta Saint Agreve nos llevó al control horario con tiempo suficiente para descansar casi una hora. El  trayecto lo hicimos acompañados por dos rusas (Tatiana e Iliona  para los chafarderos) en uno de esos grandiosos Volga, y pudimos estudiarlos bastante bien. En las curvas se quedaban muy atrás  y lo veías balancearse mucho,  pero, en los trozos no complicados, se acercaban mucho. Es por eso que no acierto a entender sus tiempos en Breziers, Col de Braus y Turini.

En Saint Agreve  nos esperaba la asistencia que, por fin, había aprendido el lugar idóneo para la espera, con chiringuitos de comida y café, que aprovechamos a tope.

Tras comer un poco, nos enfrentamos al bucle de Saint Bonnet le Froid, que era la siguiente cronometrada. Nos esforzamos de lo lindo y creo que la luz azul funciono en todo momento, pero, maldita sea!!, los demás también afinaron mucho  asi que el esfuerzo  propio, de poco sirvió.

Un breve enlace nos llevaba a la última especial del día, Saint Pierre sur Doux  cuando ya había oscurecido. La especial se las traía, con unos cruces que confundían y, sobre todo uno, que debías coger en dirección contraria y no se veía,  y donde, para más inri, había un escalón complicado que,  si no lo tomabas bien, dejabas el coche . Luego seguía una cuesta con mal asfalto y bastantes paellas para acabar en un rápido descenso hasta Lamastre. En esta especial que, como todas, tenía público que nos deslumbraban con los flashes, en una curva entre arboles vimos un sujeto que  agitaba lo brazos y le saludamos cortésmente pensando que nos animaba. Pobre!! Era el copiloto del Alpine  que había salido tres delante nuestro,  y que se había ido barranco abajo,  hasta el punto que no se veía nada de él.

Despues de Lamastre, la organización había diseñado un recorrido de lo más complicado, pasando por Ghiloc sur Ormeze y control de paso en Platts. Una autentica y gratuita faena pues dimos más vueltas que un tiovivo para hacer una ruta que se podía haber solventado en veinte minutos. Por si fuera poco, cuando cogías la carretera en Platts y veías el indicador de 24 km hasta el Control Horario de Thournon sur Rhone, el itinerario te obligaba a coger un desvío por un sendero, porque otro nombre no hay, que era sumamente estrecho y retorcido, además de oculto en su inicio, tanto que, un Porsche 924 aparecía en el cruce panza arriba totalmente destrozado.

Pasamos  el control bien, en tiempo, y, sin entretenernos, excursioncita a Valence para dejar el coche en el parque cerrado,  e ir con la asistencia al hotel, a cenar y dormir. Se había acabado la etapa de clasificación y nos correspondía el número 34 de la intermedia  por lo que, al día siguiente, deberíamos ir más temprano.

Al día siguiente lucía un sol espatárrate. Mientras desayunábamos, veíamos pasar a los de la clase alta (por la media, no por otra cosa…) que pasaban delante del hotel rumbo a la primera cronometrada. Nosotros salimos a nuestra hora, sin problemas en el coche. Habíamos planeado la primera asistencia un poco antes de la primera crono, para tener el coche lleno y poder hacer las cuatro especiales con un solo depósito. Subimos relajadamente hasta el crono ZR 7 que no era otra que el temido Echarason que, sin nieve ni hielo no parecía el mismo. El crono fue bien. Tranquilos y relajados en una carretera que ya vamos conociendo y que, en seco, no es difícil. Ni siquiera el famoso “súbito a sinistra“  que lucía radiante. Con gafas de sol y cristales a media asta pues tampoco hacia frio. Total ….puntos que suponían dejarnos el..  de la clasificación. Una especial donde los años con nieve recuperábamos muchos puestos, en seco no sirvió de gran cosa pues todos se atreven.

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Del tramo a Les Nonieres, dónde estaba el siguiente ZR 8, un largo enlace en el que descendíamos el Col de Rousset  y que procuramos tomarlo con calma, viendo el tiempo disponible, más que nada para no fatigar los frenos. Llegamos bien pero había una larga cola para salir que pensábamos que nos haría perder mucho tiempo. Estaban los directivos del ACM que nos deleitaron un rato supervisando el tramo en helicóptero, al más puro estilo WRC. El ascenso hasta el túnel lo realizamos bastante bien, con la luz azul brillando y sin forzar. Pero, una vez pasado el túnel de Menee, en la parte umbría, la carretera se retorcía y estaba llena de piedras en la calzada. Por si fuera poco, veíamos subir a dos coches de bomberos a toda castaña con las sirenas silbando por lo que íbamos con cuidado para no encontrarlos de frente. Total….. Puntos y bajar al de la clasificación.

Después del tramo un relajado paseo hasta Mens donde encontramos a la asistencia, todo y que no estaba previsto, y aprovechamos para comer algo con ellos y repostar. Nos  sobraron 20 minutos para el control horario.

Después del control horario, a los pocos kilómetros, la otra especial ZR 9. Esta, que yo no había hecho nunca, la verdad es que la encontré un poco insulsa y carente de ningún atractivo. Fuimos bien pero sin demasiado entusiasmo finalizando con… puntos y ponernos en el sitio.

De la ZR 9 a la ZR 10 fuimos por las carreteras que habían recorrido los del WRC la semana anterior que todavía tenían las marcas de su paso. El enlace era largo y complicado pero fue bastante divertido. Llegamos a Lapiarre ZR 10 que empezaba a anochecer. El tramo tenía tres partes diferenciadas: las primera, ascensión al Col de Carabes, retorcida, con el asfalto en muy malas condiciones, con piedras  , en fin , una delicia. La segunda era  un descenso complicado pero en el que podías recuperar hasta llegar a un pueblo con el consabido letrerito de 30 y donde, para guasa, se habían instalado los del ACM. Por ultimo venia un trozo muy largo, bastante rápido pero en el que tenías cuatro cruces muy complicados  y engañosos. Fuimos bastante bien, cosechando. y bajando al … de la clasificación.

La enlace hasta el CH de Saint Jean en Royans era largo, casi 190 km y con el Col de Rouset, esta vez de subida, en medio. Quedamos en Die con la asistencia y, tras repostar, enfilamos el  temido Col. En subiendo, nos adelantó un rápido Mini conducido por un tal Rauno Aaltonen (les suena ¿ ) y , al verlo , abandonamos nuestra languidez para seguirlo. Y la verdad es que lo seguimos bastante bien y durante bastantes kilómetros hasta que, necesidades fisiológicas  de este cronista,  nos (me)  obligaron a parar. La vejez no perdona. Cuando reemprendimos la marcha, lo hicimos detrás de un coche curioso, un Renault Fregate  que era un trasto parecido al Seat 1400 con sillón corrido delante y cambio al volante. . Pero la verdad es que, con todo este aparato, su conductor iba muy rápido y el copiloto soportaba el balanceo del coche sin moverse apenas. Fue curioso observarlos. Llegamos al CH con una hora de adelanto que aprovechamos para merendar algo (mandarinas y babybel)  e ir moviendo el vehículo para poder pasar el control en tiempo, sabiendo que alli no había disciplina y se armaba un lio importante. Estando en estas apareció Badosa el vencedor el año pasado  al que, al parecer, la victoria se le atragantó. Empezó a tocar la bocina y pretender que le dejásemos pasar porque tenía la asistencia pasado el control. Afortunadamente el comisario le pegó algunos cortes y él se moderó y se opuso a la cola.

De Saint Jean en Royans a Valence un paseíllo de 45 km por autopista y luego lo  habitual: aparcar el coche, hotel, cena y a dormir que el día siguiente salíamos una hora antes, a las 9.19

Relativo madrugón  al día siguiente. Iniciábamos el descenso a Mónaco y salíamos una hora antes. En Valence, el tiempo seguía siendo soleado y caluroso para la época. Cuando salimos de Valence nos pusimos detrás del Renault Fregate y pudimos volver a constatar que, a pesar de ser un sedán familiar, iba muy rápido para su volumen. Lo dejamos atrás en las curvas de Saint Nazaire  y subimos a buen ritmo  en compañía de un Fulvia 1600 francés con el cual nos íbamos encontrando regularmente.

El primer tramo del día ZR 11 era precisamente Saint Nazaire le Desert – La Motte Chalancon, un clásico. Mientras esperábamos en la larga cola que se formó para salir, apareció una nube y comenzaron a caer copos de nieve, con lo cual nos animamos y llamamos a la asistencia para que tuviera a mano las ruedas de invierno. Vana ilusión!!! Al superar el Col ya lucia el sol,  y de la nieve, ni rastro.  El tramo, que es de los rápidos, creo que fue bien, 110 puntejos, todos por adelanto, es decir, culpa mía, y ponernos el 148 de la general.

De La Motte Chalancon hasta Breziers un larguísimo e insulso enlace sino fuera porque, parte de él, transcurría por la ruta turística del Ródano. Encontramos a la asistencia a la salida de Sisteron y comimos la consabida mandarina y el quesito con ellos,  mientras repostaban nuestro coche.  Hacia calorcito.

El tramo de Breziers –Selonnet, para mi pequeña historia, fue el primero que realice en nieve en mi vida, allá por el 2015, pero en sentido inverso. Asimismo fue un tramo de la reciente prueba del WRC que dejaron la carretera ya más destrozada, si cabe, de lo que estaba. Empezaba con una subida bastante estrecha y revirada en que los coches del WRC se habían comido las cunetas y destrozado el asfalto. Ya era difícil de por sí pero , cuando coronabas el Col de Garcinettes , te aparecían repentinamente una serie de paellas en bajada , muy estrechas  y enlazadas , seguido de un descenso vertiginoso  en el que lo malo no eran las paellas , que también , sino el asfalto que estaba peor que una pista de montaña . Bajamos a todo lo que pudimos, adelantando a varios participantes cuya prudencia era superior a la  nuestra. Dos Porsches, un Alpine y un Escort fueron rebasados. Pero, el resultado final, personalmente,  me llenó de orgullo 160 puntos con más de tres ceros y el resto,  por mi adelanto compulsivo. El 158 de la general.  Pero a mí me gustaría que alguien me explicase los tiempos de los Volgas rusos y de los Mercedes Benz 220. Con el pequeño Abarth  tenías problemas para pasar por las paellas sin maniobrar. Como se lo hicieron para hacer tan buen papel? Pensad que , en este tramo que, por cierto ,  ganó  Rafael Fernandez – Cosin , les sacamos un saco de puntos a equipos que siempre  iban  por delante nuestro como Enrique Luckasiewicz  o Victor Sagi,  o que  eran pilotos consagrados como Rauno Aaltonen o Kenjiro Shinozouka .

De Selonnet a Digne un corto y rápido enlace en el que no habíamos previsto parada alguna,  salvo la de Digne para el control, donde nos fueron ofrecidas delicatesen locales, que declinamos cortésmente. Tras Digne, y a tan solo 6 km, el último tramo de la etapa común, el ZR 13 Col de Corobin, famoso en los años  70 y que vio gestas de los Seat en 1976 y 1977. El asfalto estaba bastante bien pero el tramo era muy revirado  en el descenso. Las paellas de ascenso nos hicieron retrasar y, cuando quisimos recuperar en el descenso, nos pasamos otra vez, penalizando por adelanto. El total de puntos entre una cosa y otra fue de 450 que suponía el 202 de la general,  pues la peña había afinado mucho en un tramo no excesivamente complicado.

Tras el stop, parada en la asistencia para repostar y, junto con ellos, descenso hacia la Turbie por la ruta de cada año: Saint Andre les Alpes, Entreveaux , Puguet Theniers  ect. Hasta el peaje de la autopista donde comimos la última mandarina del día y llenamos el depósito para mayor seguridad. Control de la Turbie en orden pero con la advertencia de que no hiciéramos el burro al ir a Montecarlo, pues había mucho tráfico. Y asi era pues estuvimos más de media hora para pasar un semáforo.

Llegada a Mónaco, pódium, medallitas y abrazos. Y  la clasificación que ya teníamos. Únicamente nos quedaba la etapa complementaria para intentar mejorar.

Tras pasar por el hotel a hacer el check in y tomar una ducha, visita a la carpa para cenar. Este año si habia plateau de fromages y ladrillos de foie pero no orquesta, lo que no impidió que cenásemos a gusto aunque con un cierto nerviosismo por lo siguiente:

En el CH de La Turbie nos informaron de que el recorrido de la complementaria habia cambiado, debido a un desprendimiento,  y nos dieron el nuevo itinerario que, según el reglamento, era obligatorio seguir. Obviamente un itinerario no es un road book,  así que todos los equipos se pusieron a trabajar durante el rato de descanso  para intentar solventar el problema.   Y  Cuni Suarez, en un gran trabajo que le reconocemos, nos proporcionó por el mail un nuevo Road Book, mucho más práctico, corto y claro,  pero que no coincidía exactamente con el  itinerario del ACM como  pudimos comprobar.

Salimos a las 22.19 siguiendo una cadencia de treinta segundos,  y todos con el cuchillo entre los dientes. A la salida de Mónaco habían dos indicadores separados por escasos metros que ponían la Turbie  pero en uno de ellos, debajo, Eze Village. Tomamos el segundo que era el del RB y vimos que todos lo hacían. Bueno, pues, llegabas a una rotonda y ahí era el caos: coches parados mirando mapas, otros en contra direccion rotonda arriba  los que salían por encima de la acera, los que cruzaban la vía de doble carril separando la mediana, en fin, algo sumamente divertido.

A la vista de ese lío, optamos por seguir el itinerario del ACM que Luis habia estudiado concienzudamente. Y, efectivamente nos llevó a la salida del tramo directos sin dudas ni vacilaciones,  pero habiendo subido una serie de “cols “por entremedio que, según Luis,  era para ir calentando. Fuimos absolutamente solos durante todo este enlace y, cuando llegamos, vimos que todas las clases estaban mezcladas, que quienes habían salido delante nuestro no habían llegado y otros que salían detrás ya estaban allí. Para colmo, los que habían seguido el itinerario o road book saltándose la modificación, llegaban en direccion contraria con lo que el desconcierto era total.  Las asistencias preguntando , copilotos corriendo de un lado a otro, coches dando la vuelta ….pensad que éramos 350 participantes por lo que el espectáculo era de lo más dantesco.

Fiel a nuestra linea  de no dejarnos impresionar por lo que hacían otros, tomamos la salida con la modificación del itinerario. Era el tramo rey del rally, el que creíamos que sería decisivo. Y asi fue. Salimos en tromba,  sabiendo que palmaríamos en la subida  que era sumamente retorcida y empinada. Llegamos a acumular sobre 50 segundos de retraso que recuperamos en el trozo llano, corriendo a todo lo que daba por una carretera estrechísima y llena de hojas. Superamos en un buen rato los 120km/H. Cuando ya estábamos con las pulsaciones normales , venia el famoso puente del año pasado y la subida a Peira Cava que , si retorcida era la primera parte , esta es que tenía paellas de más de 180 grados!!!. Vuelta a la luz roja sin remedio y empezar a sudar de nuevo. Cuando llegamos al otro cruce, el de inicio del descenso, salió por la derecha otro Autobianchi alemán  al que no le permitimos colocarse delante. Iniciamos el descenso a todo gas para recuperar. Poco a poco el aleman  fue acercándose y, cuando teníamos sus faros en el cogote nos dimos cuenta de que él iba perdido y ni media ni nada, asi que le dejamos pasar y nos pusimos a su rueda,  hasta que apareció la luz azul, momento en que se distanció.  Cogimos el cruce hacia Loda  y, entonces, el asfalto volvio a empeorar y la carretera a complicarse más aún si cabe. Volvio a aparecer la luz roja  y tráfico más lento en la ruta. Superamos a un Volvo y volvimos a ponernos en media. Así superamos Loda y, cuando ya parecía que estábamos a final de tramo, aparecieron más paellas con lo que volvio la luz roja Fue tal mi enfado que le dije a Luis: por mis huevos que acabamos el tramo en azul!! Pues fue tal la apretada que no solo en azul sino que pusimos la dichosa luz en verde,  penalizando por adelanto. Repito, para mí, el tramo rey de todo el rally. Acabamos con 8560  puntos que, francamente y visto el tramo y la potencia del coche, considero un muy buen resultado. Suponía el 158 de la clasificación y detrás quedaban ases consagrados del motor.

De Lantosque a Bollene un corto paseíllo que hicimos a ritmo lento y con los cristales bajados. En Bollene nueva parada con la asistencia para un trago de café pero,  pensando  que únicamente faltaba el famoso Turini, no repostamos.

El Turini, después de la Col de Braus, se nos antojó casi un paseo. Apareció esporádicamente la luz roja pero, sin nieve, fuimos tranquilos y mucho rato en media. Así coronamos el famoso puerto que, aunque dura poco, tiene un encanto especial: llegas, quedas deslumbrado por los flashes, ves a la Gendarmerie poniendo orden, colocas el coche para la salida y otra vez, oscuridad total. Son solo tres o cuatro segundos pero tienen un encanto muy, muy  especial. El descenso no tuvo más historia que algún sopapo de otros participantes  que encontramos en la ruta,  y acabar, creo que, con la menor puntuación de todas nuestras ediciones. 450 puntos, venciendo a Aaltonen en su terreno, a Kenjiro Shinouzouka y Gert Pfundt

Ya teníamos  el Montecarlo pero faltaba volver a Mónaco. Pues la vuelta fue más larga que todo lo que llevábamos de etapa y, francamente, agotadora. En mi opinión fue una muestra de sadismo que el ACM se habría podido evitar. Subimos el Col de Castillon, el de Sant Roch, otra vez el de Braus por un camino distinto, bajamos a L’Escarene , pasamos por el Col de la Trinite . En fin, un suplicio porque estábamos agotados. La luz del combustible empezó a parpadear y cuando alcanzamos Mónaco era ya morada. Por el camino vimos bofetadas como si se tratase de tramo, en particular un Alpine a la salida de Sospel que no sabemos cómo se la pudo dar, un Lotus Elan que era remolcado por otro participante y un Lancia HF  de unos ingleses que hacia la vertical.

Por fin, a las 3.50  subíamos al pódium de llegada. . Abrazos, botellita de champagne y arrastrarnos hasta el hotel para poder descansar, La noche había sido dura.

Acabamos el 134 de la clasificación general que, si bien no es un resultado brillante, sí que nos permitió el orgullo de acabar por delante de ases consagrados como los citados  Aaltonen y Shinouzouka cuyos medios, además, eran muy superiores a los nuestros. El verdadero protagonista fue, pero, el Abarth que no dio ningún problema y aguantó lo indecible funcionando cada vez mejor. Y siempre con los mismos neumáticos de seco.

Vencieron  Henrik Bjerregarrd y Janomir Svecs  en un Ford Escort MK II, segundos Rafael Fernandez-Cosin  y Julen Huarte en un Lancia Flulvia HF y, terceros  J.C Zorrilla  -Manuel Gutiérrez   en un VW  Golf GTI, siendo estos la primera vez que participaban. También merece una mención Edo y Alex Falgas que con un 127 /1010  acabaron  el 127 en su primera participación. Y sobre todo, por su coraje, a Manuel Díaz Martínez  y Angustias Diaz  que, con un 2 CV de estricta serie y con un ataque de gripe se clasificaron. Ha sido el año de los españoles pues, ademas de los citados, todo el equipo SEAT, Antonio Sainz, David Nogareda, Victos Sagi, Alvaro Rullan , Alvaro Ochagavias , Luis López y Javier Burillo quedaron bien clasificados demostrando que, en esas condiciones, son  siempre candidatos al triunfo.

No quisiera acabar sin hacer unas consideraciones de tipo general. Este año, por lo que se refiere a la regularidad y clasificaciones. Decía  el añorado Andreu Miro  que la regularidad consiste en ir rápido cuando los otros van lentos y lentos cuando los otros van rápidos. Este principio tan simple, actualmente y merced a la tecnología, se ha convertido en una cuestión de precisión que, a mi modo de ver, quita un poco la diversión de conducir pues estás más pendiente de las dichosas lucecitas que del volante y las marchas.

Yo, debo reconocerlo, no sé. Fruto de mi vida profesional o del  dicho de que más vale que sobre,  que no que falte, tengo la manía de ir adelantado hasta que Luis se da cuenta y me da un capón. Debe ser cuestión psicológica o algo por el estilo pero, lo cierto es que, como dice el copi con toda la razon del mundo, penalizar por retraso es que no ha podido ser, pero por adelanto,  ahora, es que eres tonto de solemnidad. Y, examinadas las clasificaciones, este año hemos penalizado mucho por adelantos indebidos, de lo cual me siento el único responsable. El cronometraje del Montecarlo está hecho de tal manera que, tanto por adelanto como por retraso, cuesta mucho recuperar, es decir, que ni frenando de golpe o acelerando al máximo, recuperas en un solo puesto de cronometraje lo perdido. Por ejemplo, en el Col de Braus alcanzamos un máximo de 58 segundos de retraso  en un punto pero, es que, en el siguiente y yendo a tope fueron  37, y luego 28 etc. Y todo va sumando. Si quitáramos los adelantos, el resultado hubiera mejorado notablemente.

Otra cosa que advertí, repasando los resultados de este y los otros años, es que, en los tramos más difíciles,  es en donde obtenemos el mejor resultado relativo, es decir, donde marcamos los mejores tiempos entre todos. Y si hay nieve, mejor, destacando Burzet -Sant Martial de 2015, Saint Sauveur sur Tinnee – Bruis de 2018, Col de Gaudissart de 2019 y el Breziers -Selonnet de este año. Tambien me siento muy orgulloso de la col de Braus a pesar de haber metido la pata con un adelanto indebido y, sinceramente, que faltaba motor para subir a Peira Cava.

No puedo finalizar sin mencionar las herramientas de trabajo, concretamente, el Abarth. Se portó como un jabato sin dar problema alguno, salvo la historia de las luces. Y, al no haber nieve ni nada que se le pareciera, no tuvimos dudas en cuanto a neumáticos. Habíamos mejorado algo la estabilidad del vehículo y ello permitió mayor seguridad en los descensos pero sigue estando lejos de los punteros que llevan amortiguadores. Y aquí debo felicitar fervorosamente  a Enrique Luckasewicz que, con un coche similar al nuestro excelentemente preparado y asistido por Garatge Internacional hizo un magnifico 44 puesto, demostrando que estos coches serán pequeños pero matones,…..aunque los conduzca un paquete como yo.

El Montecarlo sigue siendo algo especial, que engancha como una droga. El Turini, las colas en las salidas de los tramos , el público que jalea constantemente  , el llegar y divisar desde el pódium más de 300 vehículos aparcados en el Puerto Hércules, las asistencias ,  los comisarios del ACM , toto tiene una atmósfera única que es lo que engancha. Por lo tanto, si tenemos salud y economía, alli estaremos el año que viene.

Antonio Arderiu Freixa

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